La vegetariana. Han Kang
RAICES HUMANAS.
La portada de la primera edición de este libro en castellano, en una pequeña editorial, por cierto, es una larga cita de la autora que comienza con la frase siguiente:“No escribo respuestas simplemente me afano por redondear las preguntas trato de permanecer un mucho tiempo dentro de ellas” La pregunta en este libro podría ser: ¿qué le sucedería a una persona que rechazase toda forma de violencia, según el libro, inherente a la alimentación? Nada bueno, evidentemente. Morirse.
Y después viene la segunda pregunta, la que se hace la
protagonista. ¿Y por qué no puedo morirme?
Quiere ser un árbol, vivir del agua y la luz solar, pero si no puede, su elección es la muerte. se abre comillas “todos los árboles son mis hermanos” exclama. Qué curioso y fascinante que haya llegado a este libro justo en este momento en el que mi vida se llena de nombres de árboles y paseos por los parques identificándolos, En mi conciencia esta actitud radical, que comprendo aunque no comparta, no representa una inquietud. Los árboles no sienten dolor, sería maravilloso no matar alimentándose solo de semillas y frutos, como hacían los jansenistas, sería una posibilidad, pero no es compatible con una vida plena. Yo no quiero ser árbol ni siento pena por comer vegetales. Ahora bien, entiendo la hipótesis del libro porque ella sí quiere ser así, quiere ser firmeza, invariabilidad dentro de una variación previsible, quiere ser vegetación y abandonar un cuerpo humano con el que no se identifica, que la arrastra por voluptuosidades cuya conciencia rechaza. Rechaza la comida en sus tratamientos la consideran una persona con un trastorno alimentario, una persona que hay que alimentar para que no muera. Pero por qué no puedo morir por qué no puede morirse paradójicamente ha sido la incomprensión del entorno la que la ha llevado a la situación sin retorno y si hubiera hecho esto o no hubiera hecho esto otro cómo habría podido ayudar se pregunta a su hermano es difícil lidiar con lo que no comprendemos es imposible entender dónde empieza y termina en los límites de la gordura que nos hemos trazado.
Encuentro un momento
en la novela que me parece muy incoherente, carente de verosimilitud y que, a mi entender la lastra. El regreso al
manicomio de la protagonista no tiene sentido. Los actos que realiza dentro de
un extravagante contexto artístico de performance no pueden ser razonamientos
que permitan ingresar a una persona en un centro. No obstante, preguntarnos esto es, hasta
cierto punto, irrelevante. La autora crea un universo donde las conductas
irracionales afloran constantemente y esta sería una más. La persona debe vivir de acuerdo con unas
normas básicas entre las cuales la principal es aceptar la realidad y no tener
la desfachatez de querer morir. Faltaría más. Es esta mirada sarcástica hacia
el suicidio, la radicalidad de la
apuesta, su atrevimiento y originalidad lo que convierte a la novela en una
extraordinaria obra literaria y explica la concesión del nobel a su autora.
Aunque a mi juicio se trata de una concesión un tanto incomprensible y que me
lleva a plantearme cuestiones de politización del premio. Se debe tener en
cuenta que todas las “apuestas” iban hacia la escritora china Can Xue, y que se
concediese de manera totalmente inesperada a una escritora coreana del sur no
deja de ser llamativo.