¿Te gusta leer?

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GERMINAL.

 

Germinal. Emile Zola. 

HUMANOS Y ANIMALES. 




  Germinal es un libro complejo de fácil lectura. Zola emplea todas las técnicas que hoy consideraríamos propias de una novela o película de acción: junto las desgracias se suceden, sin solución de continuidad, los momentos de carga emocional positiva.  La humana atracción hacia la catástrofe ajena y la intriga básica que genera en la mente la pregunta: ¿cómo acabará esto? te hacen seguir leyendo y leyendo, aunque en el plano más profundo, de la construcción de personajes, la novela deje mucho que desear.  

   En ningún momento sientes una empatía intensa hacia ninguno de los personajes, posiblemente Zola considerará, siguiendo su lógica, que así debe ser, que su conducta, generada en cada momento por las circunstancias sociales y naturales del entorno, explica por sí misma el ir y venir de los acontecimientos que los arrastran a los o los mantienen en su posición inamovible, entretejida por intereses de clase

   En este sentido, llama la atención, y no positivamente, la total falta de construcción de los personajes femeninos principales que se presentan entretejidos por situaciones exageradas y arranques emocionales no pocas veces de consecuencias negativas para los demás.  Aquí llega a presentar a la mujer como una suerte de estímulo, más que un individuo con su propia conciencia e intereses propios.

   A pesar de las críticas, la novela tiene muchos aspectos positivos. El primero es la asombrosa capacidad para detallar los sucesos que ocurren en cada una de las situaciones catastróficas, un detalle que era algo nunca visto hasta el momento en la narrativa. Por otra parte, a Zola le interesa crear un relato que no idealice la pobreza y muestre como la ignorancia, la dependencia y la misere avocan al ser humano a la brutalidad.  Hoy en día esta perspectiva ha sido reflejada miles de veces en películas, teatro, y novelas, pero en ese momento se trataba de algo inédito.  Por otra parte, la sensibilidad del autor hacia el maltrato animal queda reflejada, en más de una ocasión, y en esto también es un adelantado a su tiempo.  En primer lugar, cuando detalla la bajada de un caballo al interior de la mina, y en segundo, con la persecución y escarnio de un conejo. En ambos casos la voz narrativa se sitúa en la perspectiva del animal.