En el personal y cuidado estilo del autor, en el que
predomina la reflexión por encima de la narración, desarrolla una historia inquietante y éticamente
compleja.
La novela comienza
con la contemplación de una pareja enamorada. La protagonista les encuentra por
las mañanas en la terraza de una café, justo antes de comenzar su jornada
laboral. Admira la desenvoltura con la que muestran su amor, a pesar de
tratarse de una pareja madura y con hijos. Pero la pareja deja de acudir al café.
Pronto descubrirá que el hombre ha sido asesinado y, sin proponérselo, acaba por verse implicada e inmersa en el
conocimiento de los hechos que han conducido a su muerte.
Desde la perspectiva interiorizada de un personaje femenino, (cuya feminidad rechina un poco a veces en manos del autor) se va destapando la realidad que rodea al asesinato, en el que nada es lo que parece.
No se trata sin
embargo de una novela negra ni policiaca, ya que de ningún modo, como ocurría
también en “Corazón tan blanco”, se sigue ninguno de los principios básicos del
género, en todo caso, si se hace es para deconstruirlos y darles la vuelta, en
la línea de esa gran novela breve que es “El tercer hombre.”
La protagonista es
una mujer que no puede estar más alejada del mito de la mujer fatal. Tampoco
toma el papel del detective, ni está
realmente interesada en saber, al menos más allá de lo que le permite vivir su
vida tranquilamente.
La casualidad la
lleva a la situación en la que conoce los hechos y esto la conduce a un
problema ético similar al que se plantea en la novela citada, con la diferencia
de que en el libro de Marías la protagonista no parece tener una conciencia
especialmente acosadora, y se conforma fácilmente con los razonamientos,
excusas o invenciones propias y ajenas que la mantengan fuera de toda implicación
problemática. Manteniendo su actitud de observadora. Nada más.
Es la propia
lectura la que decidirá si su actitud nos parece éticamente reprobable o no,
pero tampoco el autor tomará partido al respecto, limitándose a mostrarnos las
distintas formas de analizar y presentar el problema. Por ello la pregunta que
nos planteamos constantemente es ¿qué haría yo en una circunstancia similar? ¿Acudiría
a la policía? ¿Creería lo que me están diciendo? ¿Cómo afectaría a mi manera de
ver a esta persona lo que me está contando?
En este sentido, Marías establece una
interesantísima relación entre los hechos de su novela y dos obras literarias,
de Shakespeare “Macbeh” y Balzac “ El coronel Chabert” respectivamente. También se refiere la novela “Los tres
mosqueteros” en la misma línea de establecer el modo en el que lo que hacen los
demás, es lo que “nos hacen los demás”
La referencia a otras obras juega un papel importante en la novela, pero
no como un intento de mostrar la erudición del autor, sino más bien un
reforzamiento de la idea de que “los otros” y lo que les suceda está en el
mismo ámbito tanto si son reales o personajes novelísticos. Se trata de esa tendencia de la conciencia
humana a desarrollarse en una especie de solipsismo en el que el mundo, como
estableció Calderón, es una especie de
gran teatro del que somos espectadores.
El propio Marías explica estas ideas en una entrevista que concedió a Guillermo Altares para ElPaís, de la que extraigo esta cita:
“Nuestra vida está formada también por esas historias. Casi
todo lo que se nos cuenta es real. Usted me cuenta una historia que le ha
pasado aquí, quizás la tiene en un ámbito distinto al de las narraciones, pero
yo que la escucho como un relato, para mí, a la postre, va a quedar en el mismo
ámbito, en el mismo nivel que una novela o una película. Uno lee sobre el sitio
de Stalingrado y sabe que ha sucedido y que es real y que es espantoso, pero el
hecho de que nos lo cuenten lo iguala con las narraciones ficticias. Y en ese
sentido aparece en la novela”
Pero sobre todo, la
novela de Marías nos plantea, a mi juicio, una inquietante cuestión que, no por ser un
lugar común, deja de resultar original tal y como él la desarrolla. Esta cuestión
es la de la dificultad para conocer al “otro” para saber qué es lo que
realmente piensa, si nos está mintiendo o no, incluso para aceptar esa mentira
una vez que la hemos descubierto y la incomodidad que supondría el alterar los
esquemas en la que la hemos integrado.
Resumen completo.
Tiempo después la viuda reaparece en la terraza con unas amigas y se acerca a ella para expresarle sus condolencias, lo que la lleva a conocer a un hombre, amigo íntimo de la pareja, con el que inicia una relación. Una mañana,
después de hacer el amor con él y mientras dormitaban, el hombre recibe una
visita. A través de la puerta escucha una conversación fragmentada de la que
deduce que él orquestó la muerte de su
amigo. Asustada, sólo puede pensar en cómo salir del piso sin levantar
sospechas. Ya en su casa se da cuenta de que el crimen es el resultado de una
planificación detallada para poder ocupar el lugar de su amigo.
El hombre imagina que ella ha escuchado la conversación y pasados unos días la llama
para darle explicaciones. Primeramente
le habla de su absoluto enamoramiento de la mujer de su amigo, pero después da
un giro y le dice que si organizó y planeó el asesinato fue para ayudarle y a
instancias suyas, ya que tenía una enfermedad terminal gravísima y que le
conducía a un final terrible.
La protagonista
comprende que esta historia puede ser mentira, pero cree que es más conveniente
no intervenir, ir a la policía le parece poco justificable y razona que si se
lo dijera a la mujer podría hacerle mucho daño. Pero sobre todo se siente
dolida por el hecho de que este hombre no pueda ser ya lo que ella esperaba
para sí misma.
Al final del libro
se encuentra nuevamente con la otra mujer, ahora ya formando pareja con el amigo
de su esposo muerto. Se les acerca con la intención de dejar caer alguna
información que destruya esa aparente felicidad en la que viven, sólo porque no
puede evitar sentirse aún atraída por el hombre y esta situación la altera
profundamente. Pero finalmente decide que es mejor dejarlo correr.
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