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LOS ENAMORAMIENTOS.



              En el personal y cuidado estilo del autor, en el que predomina la reflexión por encima de la narración,  desarrolla una historia inquietante y éticamente compleja.

  La novela comienza con la contemplación de una pareja enamorada. La protagonista les encuentra por las mañanas en la terraza de una café, justo antes de comenzar su jornada laboral. Admira la desenvoltura con la que muestran su amor, a pesar de tratarse de una pareja madura y con hijos. Pero la pareja deja de acudir al café. Pronto descubrirá que el hombre ha sido asesinado y, sin proponérselo,  acaba por verse implicada e inmersa en el conocimiento de los hechos que han conducido a su muerte.

Desde la perspectiva interiorizada de un personaje femenino, (cuya feminidad rechina un poco a veces en manos del autor) se va destapando la realidad que rodea al asesinato, en el que nada es lo que parece.

   No se trata sin embargo de una novela negra ni policiaca, ya que de ningún modo, como ocurría también en “Corazón tan blanco”, se sigue ninguno de los principios básicos del género, en todo caso, si se hace es para deconstruirlos y darles la vuelta, en la línea de esa gran novela breve que es “El tercer hombre.”


   La protagonista es una mujer que no puede estar más alejada del mito de la mujer fatal. Tampoco toma el papel del  detective, ni está realmente interesada en saber, al menos más allá de lo que le permite vivir su vida tranquilamente.

   La casualidad la lleva a la situación en la que conoce los hechos y esto la conduce a un problema ético similar al que se plantea en la novela citada, con la diferencia de que en el libro de Marías la protagonista no parece tener una conciencia especialmente acosadora, y se conforma fácilmente con los razonamientos, excusas o invenciones propias y ajenas que la mantengan fuera de toda implicación problemática. Manteniendo su actitud de observadora. Nada más.  

    Es la propia lectura la que decidirá si su actitud nos parece éticamente reprobable o no, pero tampoco el autor tomará partido al respecto, limitándose a mostrarnos las distintas formas de analizar y presentar el problema. Por ello la pregunta que nos planteamos constantemente es ¿qué haría yo en una circunstancia similar? ¿Acudiría a la policía? ¿Creería lo que me están diciendo? ¿Cómo afectaría a mi manera de ver a esta persona lo que me está contando?

     Javier Marías nos plantea además con su novela una reflexión profunda y personal sobre los dos temas clásicos de la literatura: el amor y a la muerte. El amor como fuente de vida y como fuente de muerte, el amor que brota de la amistad y el que brota de la envidia y las relaciones entre estas emociones. La muerte como sorpresa y la muerte como condena, la relación entre el dolor, la enfermedad y la muerte prolongada y devastadora. La muerte de los demás y cómo nos afecta y la vivimos como propia y decidimos en nuestra mente si era o no el momento propicio, no ya para ellos, sino para nosotros mismos. Como si fueran personajes en nuestra vida más que otra cosa.

  En este sentido, Marías establece una interesantísima relación entre los hechos de su novela y dos obras literarias, de Shakespeare “Macbeh” y Balzac “ El coronel Chabert” respectivamente.  También se refiere la novela “Los tres mosqueteros” en la misma línea de establecer el modo en el que lo que hacen los demás, es lo que “nos hacen los demás”  La referencia a otras obras juega un papel importante en la novela, pero no como un intento de mostrar la erudición del autor, sino más bien un reforzamiento de la idea de que “los otros” y lo que les suceda está en el mismo ámbito tanto si son reales o personajes novelísticos.  Se trata de esa tendencia de la conciencia humana a desarrollarse en una especie de solipsismo en el que el mundo, como estableció Calderón,  es una especie de gran teatro del que somos espectadores.

El propio Marías explica estas ideas en una entrevista que concedió a Guillermo Altares para ElPaís, de la que extraigo esta cita:


Nuestra vida está formada también por esas historias. Casi todo lo que se nos cuenta es real. Usted me cuenta una historia que le ha pasado aquí, quizás la tiene en un ámbito distinto al de las narraciones, pero yo que la escucho como un relato, para mí, a la postre, va a quedar en el mismo ámbito, en el mismo nivel que una novela o una película. Uno lee sobre el sitio de Stalingrado y sabe que ha sucedido y que es real y que es espantoso, pero el hecho de que nos lo cuenten lo iguala con las narraciones ficticias. Y en ese sentido aparece en la novela


   Pero sobre todo, la novela de Marías nos plantea, a mi juicio,  una inquietante cuestión que, no por ser un lugar común, deja de resultar original tal y como él la desarrolla. Esta cuestión es la de la dificultad para conocer al “otro” para saber qué es lo que realmente piensa, si nos está mintiendo o no, incluso para aceptar esa mentira una vez que la hemos descubierto y la incomodidad que supondría el alterar los esquemas en la que la hemos integrado.


Resumen completo.

     Una mujer contempla habitualmente a un matrimonio muy enamorado en una cafetería. La pareja deja de aparecer repentinamente y la mujer se entera de que el hombre ha sido asesinado de un modo extraño, por un drogadicto “gorrillas” que le había confundido con otra persona.
 
   Tiempo después la viuda reaparece en la terraza con unas amigas y  se acerca a ella para expresarle sus condolencias, lo que la lleva a conocer a un hombre, amigo íntimo de la pareja,  con el que inicia una relación. Una mañana, después de hacer el amor con él y mientras dormitaban, el hombre recibe una visita. A través de la puerta escucha una conversación fragmentada de la que deduce que él orquestó  la muerte de su amigo. Asustada, sólo puede pensar en cómo salir del piso sin levantar sospechas. Ya en su casa se da cuenta de que el crimen es el resultado de una planificación detallada para poder ocupar el lugar de su amigo.

   El hombre imagina que ella ha escuchado la conversación y pasados unos días la llama para darle explicaciones.  Primeramente le habla de su absoluto enamoramiento de la mujer de su amigo, pero después da un giro y le dice que si organizó y planeó el asesinato fue para ayudarle y a instancias suyas, ya que tenía una enfermedad terminal gravísima y que le conducía a un final terrible.

  La protagonista comprende que esta historia puede ser mentira, pero cree que es más conveniente no intervenir, ir a la policía le parece poco justificable y razona que si se lo dijera a la mujer podría hacerle mucho daño. Pero sobre todo se siente dolida por el hecho de que este hombre no pueda ser ya lo que ella esperaba para sí misma.


  Al final del libro se encuentra  nuevamente con la  otra mujer, ahora ya formando pareja con el amigo de su esposo muerto. Se les acerca con la intención de dejar caer alguna información que destruya esa aparente felicidad en la que viven, sólo porque no puede evitar sentirse aún atraída por el hombre y esta situación la altera profundamente. Pero finalmente decide que es mejor dejarlo correr. 

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